IDOYA NOAIN
NUEVA YORK
Una cibertormenta ha estallado sobre Amazon y por más que la librería virtual haya tratado en las últimas 48 horas de frenar el temporal, va a hacer falta algo más que un comunicado para calmar las agitadas aguas que hablan de censura y discriminación hacia los homosexuales.
Todo empezó cuando el autor estadounidense Mark Probst se percató de que un libro suyo, de temática gay, había perdido su clasificación en la lista de ventas de Amazon (una herramienta útil para los autores, que conforme más alto están en la lista más aumentan sus posibilidades de que su libro aparezca como opción en una búsqueda). Al preguntar a la compañía sobre lo ocurrido, recibió un mensaje explicando que su obra había sido clasificada para adultos y que, «en consideración a toda la base de clientes», ese material se excluía de algunas búsquedas y de las listas de ventas. Probst escribió en su blog sobre lo ocurrido y el ciberespacio entró en ebullición.
Se comprobó que Probst no era el único afectado. Obras de autores como Annie Proulx, Gore Vidal, E. M. Forster, Jeanette Winterson y Alan Hollinghurst también habían perdido su clasificación en Amazon. Había miles de libros afectados, incluso una obra para niños: Dos mamás.
La revuelta por lo que se identificó como un claro ataque a la comunidad gay cobró toda su fuerza en Twitter, donde se creó una línea de entradas titulada Amazonfail y se impulsó una recolección de firmas para pedir una correción. Centenares de lectores y autores furiosos inundaron el buzón de correo electrónico de Amazon con mensajes de protesta. Y el resultado fue inmediato. El domingo por la noche, la librería virtual emitió un comunicado asegurando que lo ocurrido se debía a «un fallo en el sistema de clasificación» y que se intentaría solucionar el error «tan rápido como fuera posible». Una portavoz negó que hubiera existido una «política» como la que indicaba el mensaje que recibió Probst.
SOSPECHAS / Aunque diversos grupos de defensa de los derechos de los homosexuales han aceptado la explicación, la sombra de la sospecha es alargada. La sensación es que la empresa trata de orientar su web hacia valores familiares tradicionales y toma decisiones influenciadas por ese esfuerzo. Cuando se coloca la palabra «homosexualidad» en la versión estadounidense de Amazon.com el primer libro que aparece es Guía para padres para prevenir la homosexualidad.
Cuando se escribe «homosexual» el primer resultado es Amar a los homosexuales como lo haría Jesús. Y hay casos que demuestran cómo algunos libros entraron en la diana. Una autobiografía de Stephen Fry se mantuvo en las listas de ventas en una edición en tapa blanda etiquetada como «memorias». El mismo libro no aparece en las listas cuando se busca la edición original en tapa dura, que se había etiquetado como «gay».
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