viernes, 30 de enero de 2009
Islandia tendrá el primer Gobierno dirigido por una persona homosexual
Johanna Sigurdardottir se hará cargo del gobierno tras la dimisión de Geir Haarde
La persona que liderará desde la semana que viene a Islandia será una ex azafata de 66 años que ha ocupado durante ocho el Ministerio de Asuntos Sociales del país. Nada de esto sería novedoso si no fuese porque Johanna Sigurdardottir, casada con otra mujer desde 2002, se convertirá en la primera jefa de Gobierno del mundo abiertamente homosexual.
La ministra, que goza de un alto nivel de popularidad en su país, sustituirá provisionalmente en el cargo a Geir Haarde, quien dimitió el pasado 26 de enero tras las intensas protestas que sacudieron al país debido a la peor crisis económica que ha experimentado Islandia en las últimas décadas.
Numerosos medios que se han hecho eco de la noticia ya han clasificado a Sigurdardottir como la primera cabeza de Gobierno homosexual de la historia. "Nuestra organización no monitoriza a todos los líderes gay que ha habido, aunque personalmente no recuerdo a ningún primer ministro abiertamente homosexual anterior a este caso" asegura Juris Lavrikovs, de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas en Europa.
La futura primera ministra nació en Reykiavik en 1942, y después de graduarse en el Colegio de Comercio de Islandia trabajó como azafata en las aerolíneas islandesas Loftleidir. Ministra de Asuntos Sociales entre 1987 y 1994, desde mayo del 2007 ha sido también miembro del comité de industria y del comité de asuntos exteriores del gobierno islandés.
"Nosotros creemos que la sexualidad no es importante a la hora de elegir a una persona para un cargo, los méritos profesionales y la educación deberían primar sobre otras cuestiones" afirma Lavrikovs. "Ahora bien, tiene un alto valor simbólico que la sociedad islandesa haya superado prejuicios y haya podido nombrar a una primer ministro gay basándose en sus capacidades y aptitudes".
ÁLVARO A. RICCIARDELLI - Madrid - 29/01/2009
jueves, 29 de enero de 2009
domingo, 25 de enero de 2009
Dos padres
1. • Will y U.B se quieren. Will y U.B. adoptaron a Stassa y salieron de EEUU después de que se les anulara la boda. Eligieron Barcelona para educar a la pequeña y vivir en un entorno tolerante.
TEXTO: CATALINA GAYÀ
Hace un mes, en una de esas tardes en las que los padres esperan a los niños a la salida de la escuela, uno de los compañeros de Stassa, de poco más de cinco años, le espetó a la pequeña: “¿Dónde está tu madre?”. “Yo tengo dos papás, daddy (papito) y dad (papá)”, respondió ella con toda naturalidad. El niño miró fijamente a Will y a U.B. y sentenció: “Yo también tengo dos padres”. En ese momento, la madre de ese niño, que hablaba con Will y con U.B. frente a la escuela de los pequeños, sólo alcanzó a hacer un gesto no identificable entre el regaño y la broma. Will y U.B. soltaron una carcajada. Stassa y su amigo, por supuesto, siguieron jugando sin profundizar en más debates de adultos.
Will y U.B. son pareja desde hace 11 años y padres de Stassa desde que la pequeña estaba en el vientre de la madre biológica, quien los “escogió” como los padres del bebé que iba a tener al cabo de tres meses. El proceso de adopción se produjo en San Francisco, en la ciudad en la que Will y U.B. se conocieron y vivieron durante nueve años. Por entonces tanto Will como U.B. pensaban que ése era un buen lugar para educar a su hija, para trabajar –Will fue conservador jefe del Museo de Arte Moderno de San Francisco entre 1991 y 1999 y U.B., un reputado artista– y para luchar por los derechos de las parejas gays.
Claro que en 2003, cuando la pequeña Stassa entró en sus vidas, George Walker Bush aún no había sido reelegido como presidente de Estados Unidos y la pareja no había tenido que ver cómo un tribunal de California invalidaba su matrimonio tras seis meses de estar casados legalmente por el alcalde de San Francisco.
Cuando Will y U.B. decidieron adoptar a Stassa –el nombre proviene de Anastasia, una amiga griega de la pareja– su vida era sencillamente otra. Vivían en una metrópoli estadounidense que para muchos era y es la abanderada de las libertades individuales y de los derechos de las parejas gays. De hecho, ellos fueron una más de las centenares de parejas homosexuales que, desde el 12 de febrero hasta el 11 de marzo de 2004, se casaron en San Francisco aprovechando la legalización del matrimonio gay por parte de la Corte Suprema de California. U.B. no duda un segundo en recordar la fecha exacta de esa primera boda: el 13 de febrero de 2004. Will anuncia la anulación con una mueca de fastidio y dolor: el 12 de agosto el Tribunal Supremo del Estado de California anulaba su matrimonio y el de casi 4.000 parejas más.
Will y U.B. forman ahora con Stassa una familia que desde hace dos años vive y trabaja en Barcelona. Will sigue con su trabajo como consultor independiente en el cuidado de colecciones de arte y desarrolla su faceta como fotógrafo. U.B. prepara una serie de relicarios desde un estudio del Raval. Stassa habla con sus amigos en catalán –“es como si tuviera una lengua secreta que nosotros aún no entendemos”, se ríe Will–, en castellano cuando quiere, en inglés con sus padres y en griego en ocasiones, ya que viajan muy a menudo a Grecia.
¿Qué pasó para que una pareja de exitosos artistas e intelectuales estadounidenses recalara en Barcelona? Sencillamente quisieron una vida mejor para su hija. “Estados Unidos es un país que no tiene los mismos valores que nosotros, todo está basado en el consumismo, en tener un coche, en tener cosas materiales. Nosotros no queríamos eso para Stassa e hicimos lo que muchos decían que harían: salir de Estados Unidos hartos del conservadurismo y de la represión y establecernos en Europa”, explica Will.
“Hasta la elección de Obama había un clima político que generaba miedo. Los grupos religiosos como los mormones hacían que la gente tuviera miedo a los gays. Ahora veremos qué pasa”, añade U.B. ¿Por qué Barcelona? “Lo tiene todo. En muchos sentidos es muy parecida a San Francisco. Es una ciudad cultural y, sobre todo, tiene la escuela que queríamos para Stassa, un colegio libre en el que se enseña a los niños a ser libres y a ser ellos mismos, a desarrollarse como individuos y según las necesidades de cada uno”.
Atravesar el Atlántico y establecerse en una ciudad mediterránea no fue un proceso rápido. Fue un viaje que tuvo varias etapas. Recalaron en varias ciudades. En uno de los muebles del salón de Will y U. B. se ve una pequeña casa victoriana –uno de esos souvenires kitch que los miles de turistas que visitan cada año San Francisco ponen en su comedor– y que, en cierto modo, desentona con la exquisitez de la casa. Muebles funcionales, modernos, tonos negros. Sol a raudales y vistas a los tilos de Rambla Catalunya y al cielo mediterráneo en esa Barcelona con edificios art noveau o avantgarde. De repente, Frida, una perrita boston terrier, aparece por la puerta y sube con pereza al sofá, se estira y se duerme. El sol barcelonés la hace entrar en un proceso de hibernación.
Will la regaña mientras coge la réplica de esa casa victoriana y la pone sobre un mesa de cristal: “Esa era nuestra casa en San Francisco”. En cierta manera, la presencia de esa casa en miniatura explica el principio del largo viaje que hizo que la familia recalara en Barcelona.
En enero de 2005, Will y U.B. vendieron esa casa de cuento y se trasladaron a Roma. Esa fue la primera escala, el primer puerto del viaje. Reputado consultor independiente en cuidado de colecciones con especialización en pintura moderna, Will acababa de ganar una beca de conservación Booth Family Rome Prize de la Academia Americana. Los seis meses que estuvieron en Roma los acercaron como artistas –U.B. inició en la capital italiana una serie de relicarios y Will empezó a explorar con la reproducción de fotografía digital con imágenes religiosas sobre pétalos de rosa, al estilo de los milagros mexicanos– y les acabó de reafirmar que querían crecer como familia en Europa.
En la habitación de Will y U.B. se ve una obra titulada Relicario del Sagrado Corazón. Esa pieza inquietante lleva la firma de los dos y consolida su unión como artistas. La cajita preciosa en forma de relicario, obra de U.B., custodia un pétalo de rosa que tiene en el centro la imagen de un sagrado corazón de Jesús, obra de Will.
El relicario data de 2005. Faltaban sólo unos meses para que la pareja llegara a España. En 2004, Will había presentado en el Museo Guggeheim, en Bilbao, la muestra Un Picasso escondido, el resultado de una investigación realizada junto con la conservadora de la National Gallery de Washington, que demostraba que tras uno de los cuadros de la exposición –Rue de Montmartre, una de las piezas de un joven Picasso que acababa de llegar a París–, subyacía una obra de gran parecido a Le Moulin de Galette.
Era octubre de 2004 y en ese viaje Will aún no sabía que dos años después viviría a sólo 600 kilómetros de Bilbao. Claro que Barcelona no fue la primera opción para la pareja. Los llamaba el sur, Andalucía, el carácter andaluz, las playas gaditanas, una ciudad con historia como Sevilla. En abril de 2006 buscaron casa y escuela en Sevilla. No encontraron lo que querían. Sobre todo, no localizaron escuela para Stassa. Probaron en Alicante. Nada. Fue el colegio de Stassa lo que les hizo recalar en Barcelona. El tercer y, de momento, último puerto.
El verbo recalar toma mucho sentido en la historia de esta familia. Will y U.B. se conocieron en el barco que U.B. tenía amarrado en Bodega Bay, en California, y los dos destacan el mar cuando se les pregunta qué les gusta de Barcelona. Claro que también mencionan Sitges y la Costa Brava, los vinos, el clima y la comida. En mayo de 2006, encontraron, por fin, la escuela para Stassa. La matricularon y se fueron a pasar un tiempo a una isla griega. En septiembre regresaron a la capital catalana y empezó la búsqueda de la casa. Reemplazar esa casa victoriana de tres pisos, con torre y decenas de ventanas, era aparentemente difícil en Barcelona. “Queríamos un edificio emblemático, en un lugar céntrico. Barcelona es una ciudad para caminar, para ir en bicicleta, en transporte público”, dice U.B. Consiguieron un piso en el Eixample izquierdo, en un edificio en el que se conocen todos los vecinos y en el que el portero reconoce a la gente con sólo dos visitas. “Voy a casa de Will y U.B.”. Miguel, el portero, asiente. Conoce muy bien a la familia.
ENLACE INOLVIDABLE
Es quizá el 11 de octubre de 2008 la fecha que ancla a la pareja a esta ciudad. No saben dónde estarán en unos años, pero entre sus fechas memorables perdurará ese día de otoño que se casaron en el pabellón Mies Van der Rohe, el edificio que creó Mies Van der Roe en 1929 y que fue el pabellón nacional de Alemania para la Exposición Universal. Para hablar de la boda tanto Will como U.B. se refieren al “big event (El gran acontecimiento)”.
La página web que utilizaron como invitación muestra que la fiesta fue precisamente “grande”. Tres días de celebración: el 9 de octubre, un cocktail con muchos de los 135 invitados llegados de todo el mundo en el hotel Axel; un pica-pica en su casa al día siguiente, y el sábado, la gran boda. “Nos prometimos en París en 1998. Nos casamos en San Francisco en 2004 y nos descasaron en San Francisco ese mismo año. Ahora sí lo haremos. Se va a celebrar una boda y va a haber una fiesta”, se lee en la web.
Fue U.B. quien conoció el pabellón. Había ido con Stassa a la fuente mágica de Montjuïc y vio que ese espacio era ideal para una “gran boda”. Los preparativos llevaron varios meses. Barcelona es una ciudad ya preparada para las bodas gays: en una sastrería especializada en parejas de hombres encargaron los trajes y el pastel lucía como figuritas dos hombres de frac. La ceremonia fue una reivindicación de que, pese a haberlos descasado, ellos sí querían formalizar su compromiso. Los anillos, por supuesto, los entregó Stassa.
Tras la boda, tres días con los invitados en la Costa Brava, con visitas a la casa de Dalí, en Port-Lligat, y excursiones programadas. Durante ese viaje se tomó una foto que es un retrato de la familia posmoderna y líquida: los invitados de la boda en un barco de pescadores de la Costa Brava. Will sostiene sobre sus hombros a Stassa y a su lado está U.B. Los tres están rodeados de amigos que, durante esos tres días en la Costa Brava, tenían un rol asignado: el tío, la tía, la sobrina, el primo. En la foto, todos saludan al fotógrafo. Luego los tres, de luna de miel en Venecia.
El hecho de poder casarse legalmente fue otra de las razones por las que escogieron España como país de residencia. “Aquí permiten las bodas entre dos personas del mismo sexo. Sólo las toleran en países como Canadá, Holanda y Bélgica, y preferimos España”, explica U.B.
Tener una niña había sido el sueño de ambos. U.B., de 45 años, nació en Texas y Will, de 57, en Pennsylvania. “No hay muchas familias como nosotras, pero nunca nos hemos sentido discriminados”. ¿Es fácil para dos hombres criar a una niña? “Nosotros decidimos libremente tener a Stassa y lo hacemos lo mejor que sabemos, como cualquier familia”, explica Will, al que la niña llama “papá”. A las 10.30 de la mañana, Will llega a su casa con un pequeño monopatín rosado bajo el brazo. Ha acompañado a Stassa a la escuela. U.B. –a quien Stassa llama daddy– está a punto de salir hacia el estudio en el que trabaja, en el centro de Barcelona. Regresará poco antes de que lo haga Stassa. En una de las fotos de la página web que crearon para la boda se ve a la familia al completo. Stassa, Will y U.B. En la foto se observa una gran maleta antigua. Para los invitados a la boda es la manera de animarlos a que tomen un avión. En Barcelona, en una maleta muy parecida a esa, Stassa guarda la ropa de mujer con la que, de vez en cuando, se disfraza. “Como cualquier otra niña quiere disfrazarse y, por supuesto, tiene nuestra ropa. Pero decidimos crear un juego, comprarle ropa de mujer y ponerla en esa maleta antigua, de viaje”, explica U.B.
Hay una calle en el centro del Raval que huele invariablemente a sopa, a esa sopa que hacían las abuelas y que parece guardar un secreto de sabiduría no desvelado. El misterio aún es más turbador porque en esa pequeña calle no hay rastro de ningún restaurante. La sopa se huele desde muchos balcones de los que también cuelgan ropas de todo el mundo. Unos vaqueros universales, un sari rosado, un vestido negro que recuerda a una viuda gitana. En esa calle del Raval aún canalla y popular, U.B. tiene su estudio. Explican los dos que no les costó mucho trabajo ni conseguir piso ni estudio en Barcelona: encontraron lo que buscaban. Un piso en una zona tranquila y acomodada; un estudio en una zona socialmente hiperrealista.
U.B. trabaja en una serie de relicarios. Los dos se educaron como protestantes y el catolicismo les causó una gran impresión mientras vivían en Roma y, tres años después, aún marca su vida como artistas. ¿Cómo explicar que un estadounidense, de Texas, de Midland, el mismo pueblo de George W. Bush, fascinado por Grecia, donde vivió dos años, gay y con una hija hace relicarios? La respuesta: “Cuando era pequeño la maestra me dijo que Jesús hablaba en inglés. Luego, mi madre me respondió que en hebreo. Aprendí rápidamente que había algo de mentira en la religión”, explica U.B. Will, a su lado, asiente.
En la misma página web nupcial Will confiesa que U.B. hizo que él recuperara el sentido del humor y que dejara de verse como alguien tan importante. Con el monopatín rosado de Stassa, se ve como un padre más. En la mesa de la entrada unas figuritas de plastilina y unas estrellas de colores son la última creación de la pareja. Nada de religión, nada de avantgarde, nada de Picasso, nada de museos. Un juego para Stassa y sus amigos. Quizá la pandilla llegará en la tarde y jugará con su lengua secreta –en catalán– mientras Will estará conectado a Internet y coordinará un proyecto de preservación de murales en las calles de Estados Unidos. U.B. estará a punto de llegar de su estudio del Raval.
TEXTO: CATALINA GAYÀ
Hace un mes, en una de esas tardes en las que los padres esperan a los niños a la salida de la escuela, uno de los compañeros de Stassa, de poco más de cinco años, le espetó a la pequeña: “¿Dónde está tu madre?”. “Yo tengo dos papás, daddy (papito) y dad (papá)”, respondió ella con toda naturalidad. El niño miró fijamente a Will y a U.B. y sentenció: “Yo también tengo dos padres”. En ese momento, la madre de ese niño, que hablaba con Will y con U.B. frente a la escuela de los pequeños, sólo alcanzó a hacer un gesto no identificable entre el regaño y la broma. Will y U.B. soltaron una carcajada. Stassa y su amigo, por supuesto, siguieron jugando sin profundizar en más debates de adultos.
Will y U.B. son pareja desde hace 11 años y padres de Stassa desde que la pequeña estaba en el vientre de la madre biológica, quien los “escogió” como los padres del bebé que iba a tener al cabo de tres meses. El proceso de adopción se produjo en San Francisco, en la ciudad en la que Will y U.B. se conocieron y vivieron durante nueve años. Por entonces tanto Will como U.B. pensaban que ése era un buen lugar para educar a su hija, para trabajar –Will fue conservador jefe del Museo de Arte Moderno de San Francisco entre 1991 y 1999 y U.B., un reputado artista– y para luchar por los derechos de las parejas gays.
Claro que en 2003, cuando la pequeña Stassa entró en sus vidas, George Walker Bush aún no había sido reelegido como presidente de Estados Unidos y la pareja no había tenido que ver cómo un tribunal de California invalidaba su matrimonio tras seis meses de estar casados legalmente por el alcalde de San Francisco.
Cuando Will y U.B. decidieron adoptar a Stassa –el nombre proviene de Anastasia, una amiga griega de la pareja– su vida era sencillamente otra. Vivían en una metrópoli estadounidense que para muchos era y es la abanderada de las libertades individuales y de los derechos de las parejas gays. De hecho, ellos fueron una más de las centenares de parejas homosexuales que, desde el 12 de febrero hasta el 11 de marzo de 2004, se casaron en San Francisco aprovechando la legalización del matrimonio gay por parte de la Corte Suprema de California. U.B. no duda un segundo en recordar la fecha exacta de esa primera boda: el 13 de febrero de 2004. Will anuncia la anulación con una mueca de fastidio y dolor: el 12 de agosto el Tribunal Supremo del Estado de California anulaba su matrimonio y el de casi 4.000 parejas más.
Will y U.B. forman ahora con Stassa una familia que desde hace dos años vive y trabaja en Barcelona. Will sigue con su trabajo como consultor independiente en el cuidado de colecciones de arte y desarrolla su faceta como fotógrafo. U.B. prepara una serie de relicarios desde un estudio del Raval. Stassa habla con sus amigos en catalán –“es como si tuviera una lengua secreta que nosotros aún no entendemos”, se ríe Will–, en castellano cuando quiere, en inglés con sus padres y en griego en ocasiones, ya que viajan muy a menudo a Grecia.
¿Qué pasó para que una pareja de exitosos artistas e intelectuales estadounidenses recalara en Barcelona? Sencillamente quisieron una vida mejor para su hija. “Estados Unidos es un país que no tiene los mismos valores que nosotros, todo está basado en el consumismo, en tener un coche, en tener cosas materiales. Nosotros no queríamos eso para Stassa e hicimos lo que muchos decían que harían: salir de Estados Unidos hartos del conservadurismo y de la represión y establecernos en Europa”, explica Will.
“Hasta la elección de Obama había un clima político que generaba miedo. Los grupos religiosos como los mormones hacían que la gente tuviera miedo a los gays. Ahora veremos qué pasa”, añade U.B. ¿Por qué Barcelona? “Lo tiene todo. En muchos sentidos es muy parecida a San Francisco. Es una ciudad cultural y, sobre todo, tiene la escuela que queríamos para Stassa, un colegio libre en el que se enseña a los niños a ser libres y a ser ellos mismos, a desarrollarse como individuos y según las necesidades de cada uno”.
Atravesar el Atlántico y establecerse en una ciudad mediterránea no fue un proceso rápido. Fue un viaje que tuvo varias etapas. Recalaron en varias ciudades. En uno de los muebles del salón de Will y U. B. se ve una pequeña casa victoriana –uno de esos souvenires kitch que los miles de turistas que visitan cada año San Francisco ponen en su comedor– y que, en cierto modo, desentona con la exquisitez de la casa. Muebles funcionales, modernos, tonos negros. Sol a raudales y vistas a los tilos de Rambla Catalunya y al cielo mediterráneo en esa Barcelona con edificios art noveau o avantgarde. De repente, Frida, una perrita boston terrier, aparece por la puerta y sube con pereza al sofá, se estira y se duerme. El sol barcelonés la hace entrar en un proceso de hibernación.
Will la regaña mientras coge la réplica de esa casa victoriana y la pone sobre un mesa de cristal: “Esa era nuestra casa en San Francisco”. En cierta manera, la presencia de esa casa en miniatura explica el principio del largo viaje que hizo que la familia recalara en Barcelona.
En enero de 2005, Will y U.B. vendieron esa casa de cuento y se trasladaron a Roma. Esa fue la primera escala, el primer puerto del viaje. Reputado consultor independiente en cuidado de colecciones con especialización en pintura moderna, Will acababa de ganar una beca de conservación Booth Family Rome Prize de la Academia Americana. Los seis meses que estuvieron en Roma los acercaron como artistas –U.B. inició en la capital italiana una serie de relicarios y Will empezó a explorar con la reproducción de fotografía digital con imágenes religiosas sobre pétalos de rosa, al estilo de los milagros mexicanos– y les acabó de reafirmar que querían crecer como familia en Europa.
En la habitación de Will y U.B. se ve una obra titulada Relicario del Sagrado Corazón. Esa pieza inquietante lleva la firma de los dos y consolida su unión como artistas. La cajita preciosa en forma de relicario, obra de U.B., custodia un pétalo de rosa que tiene en el centro la imagen de un sagrado corazón de Jesús, obra de Will.
El relicario data de 2005. Faltaban sólo unos meses para que la pareja llegara a España. En 2004, Will había presentado en el Museo Guggeheim, en Bilbao, la muestra Un Picasso escondido, el resultado de una investigación realizada junto con la conservadora de la National Gallery de Washington, que demostraba que tras uno de los cuadros de la exposición –Rue de Montmartre, una de las piezas de un joven Picasso que acababa de llegar a París–, subyacía una obra de gran parecido a Le Moulin de Galette.
Era octubre de 2004 y en ese viaje Will aún no sabía que dos años después viviría a sólo 600 kilómetros de Bilbao. Claro que Barcelona no fue la primera opción para la pareja. Los llamaba el sur, Andalucía, el carácter andaluz, las playas gaditanas, una ciudad con historia como Sevilla. En abril de 2006 buscaron casa y escuela en Sevilla. No encontraron lo que querían. Sobre todo, no localizaron escuela para Stassa. Probaron en Alicante. Nada. Fue el colegio de Stassa lo que les hizo recalar en Barcelona. El tercer y, de momento, último puerto.
El verbo recalar toma mucho sentido en la historia de esta familia. Will y U.B. se conocieron en el barco que U.B. tenía amarrado en Bodega Bay, en California, y los dos destacan el mar cuando se les pregunta qué les gusta de Barcelona. Claro que también mencionan Sitges y la Costa Brava, los vinos, el clima y la comida. En mayo de 2006, encontraron, por fin, la escuela para Stassa. La matricularon y se fueron a pasar un tiempo a una isla griega. En septiembre regresaron a la capital catalana y empezó la búsqueda de la casa. Reemplazar esa casa victoriana de tres pisos, con torre y decenas de ventanas, era aparentemente difícil en Barcelona. “Queríamos un edificio emblemático, en un lugar céntrico. Barcelona es una ciudad para caminar, para ir en bicicleta, en transporte público”, dice U.B. Consiguieron un piso en el Eixample izquierdo, en un edificio en el que se conocen todos los vecinos y en el que el portero reconoce a la gente con sólo dos visitas. “Voy a casa de Will y U.B.”. Miguel, el portero, asiente. Conoce muy bien a la familia.
ENLACE INOLVIDABLE
Es quizá el 11 de octubre de 2008 la fecha que ancla a la pareja a esta ciudad. No saben dónde estarán en unos años, pero entre sus fechas memorables perdurará ese día de otoño que se casaron en el pabellón Mies Van der Rohe, el edificio que creó Mies Van der Roe en 1929 y que fue el pabellón nacional de Alemania para la Exposición Universal. Para hablar de la boda tanto Will como U.B. se refieren al “big event (El gran acontecimiento)”.
La página web que utilizaron como invitación muestra que la fiesta fue precisamente “grande”. Tres días de celebración: el 9 de octubre, un cocktail con muchos de los 135 invitados llegados de todo el mundo en el hotel Axel; un pica-pica en su casa al día siguiente, y el sábado, la gran boda. “Nos prometimos en París en 1998. Nos casamos en San Francisco en 2004 y nos descasaron en San Francisco ese mismo año. Ahora sí lo haremos. Se va a celebrar una boda y va a haber una fiesta”, se lee en la web.
Fue U.B. quien conoció el pabellón. Había ido con Stassa a la fuente mágica de Montjuïc y vio que ese espacio era ideal para una “gran boda”. Los preparativos llevaron varios meses. Barcelona es una ciudad ya preparada para las bodas gays: en una sastrería especializada en parejas de hombres encargaron los trajes y el pastel lucía como figuritas dos hombres de frac. La ceremonia fue una reivindicación de que, pese a haberlos descasado, ellos sí querían formalizar su compromiso. Los anillos, por supuesto, los entregó Stassa.
Tras la boda, tres días con los invitados en la Costa Brava, con visitas a la casa de Dalí, en Port-Lligat, y excursiones programadas. Durante ese viaje se tomó una foto que es un retrato de la familia posmoderna y líquida: los invitados de la boda en un barco de pescadores de la Costa Brava. Will sostiene sobre sus hombros a Stassa y a su lado está U.B. Los tres están rodeados de amigos que, durante esos tres días en la Costa Brava, tenían un rol asignado: el tío, la tía, la sobrina, el primo. En la foto, todos saludan al fotógrafo. Luego los tres, de luna de miel en Venecia.
El hecho de poder casarse legalmente fue otra de las razones por las que escogieron España como país de residencia. “Aquí permiten las bodas entre dos personas del mismo sexo. Sólo las toleran en países como Canadá, Holanda y Bélgica, y preferimos España”, explica U.B.
Tener una niña había sido el sueño de ambos. U.B., de 45 años, nació en Texas y Will, de 57, en Pennsylvania. “No hay muchas familias como nosotras, pero nunca nos hemos sentido discriminados”. ¿Es fácil para dos hombres criar a una niña? “Nosotros decidimos libremente tener a Stassa y lo hacemos lo mejor que sabemos, como cualquier familia”, explica Will, al que la niña llama “papá”. A las 10.30 de la mañana, Will llega a su casa con un pequeño monopatín rosado bajo el brazo. Ha acompañado a Stassa a la escuela. U.B. –a quien Stassa llama daddy– está a punto de salir hacia el estudio en el que trabaja, en el centro de Barcelona. Regresará poco antes de que lo haga Stassa. En una de las fotos de la página web que crearon para la boda se ve a la familia al completo. Stassa, Will y U.B. En la foto se observa una gran maleta antigua. Para los invitados a la boda es la manera de animarlos a que tomen un avión. En Barcelona, en una maleta muy parecida a esa, Stassa guarda la ropa de mujer con la que, de vez en cuando, se disfraza. “Como cualquier otra niña quiere disfrazarse y, por supuesto, tiene nuestra ropa. Pero decidimos crear un juego, comprarle ropa de mujer y ponerla en esa maleta antigua, de viaje”, explica U.B.
Hay una calle en el centro del Raval que huele invariablemente a sopa, a esa sopa que hacían las abuelas y que parece guardar un secreto de sabiduría no desvelado. El misterio aún es más turbador porque en esa pequeña calle no hay rastro de ningún restaurante. La sopa se huele desde muchos balcones de los que también cuelgan ropas de todo el mundo. Unos vaqueros universales, un sari rosado, un vestido negro que recuerda a una viuda gitana. En esa calle del Raval aún canalla y popular, U.B. tiene su estudio. Explican los dos que no les costó mucho trabajo ni conseguir piso ni estudio en Barcelona: encontraron lo que buscaban. Un piso en una zona tranquila y acomodada; un estudio en una zona socialmente hiperrealista.
U.B. trabaja en una serie de relicarios. Los dos se educaron como protestantes y el catolicismo les causó una gran impresión mientras vivían en Roma y, tres años después, aún marca su vida como artistas. ¿Cómo explicar que un estadounidense, de Texas, de Midland, el mismo pueblo de George W. Bush, fascinado por Grecia, donde vivió dos años, gay y con una hija hace relicarios? La respuesta: “Cuando era pequeño la maestra me dijo que Jesús hablaba en inglés. Luego, mi madre me respondió que en hebreo. Aprendí rápidamente que había algo de mentira en la religión”, explica U.B. Will, a su lado, asiente.
En la misma página web nupcial Will confiesa que U.B. hizo que él recuperara el sentido del humor y que dejara de verse como alguien tan importante. Con el monopatín rosado de Stassa, se ve como un padre más. En la mesa de la entrada unas figuritas de plastilina y unas estrellas de colores son la última creación de la pareja. Nada de religión, nada de avantgarde, nada de Picasso, nada de museos. Un juego para Stassa y sus amigos. Quizá la pandilla llegará en la tarde y jugará con su lengua secreta –en catalán– mientras Will estará conectado a Internet y coordinará un proyecto de preservación de murales en las calles de Estados Unidos. U.B. estará a punto de llegar de su estudio del Raval.
viernes, 23 de enero de 2009
jueves, 22 de enero de 2009
Un cantante entonará en Sanremo que los gays "tienen cura"
La letra de la canción de Povia 'Luca era gay' dice que el gay no nace, sino se hace.
La próxima edición del festival de la canción italiana de Sanremo, que se celebra en febrero, ha generado polémica antes de empezar. La razón: la letra de uno de los temas que sonarán defiende que la homosexualidad se puede curar. La canción se llama Luca era gay y la interpretará Povia, un cantante que se ha inspirado en la vida de Luca di Tolve.
Di Tolve ha contado su experiencia en una entrevista que publicará el próximo jueves el suplemento del diario Il Giornale y que hoy han adelantado algunos medios italianos. "Mis padres se separaron cuando yo era pequeño y mi padre se fue de casa. Me quedé solo en un ambiente femenino, jugaba con las muñecas", afirma di Tolve. Y continúa: "Se equivoca quien cree que gay se nace. Te enamoras de un hombre porque eso es lo que habrías querido ser". Como la historia que cuenta la canción, Di Tolve confiesa en la revista que después de años coqueteando con la homosexualidad, se casó con una mujer.
Los colectivos de homosexuales italianos defienden que la historia de la canción, y quizás su propio cantante, son fruto de las proclamas de un grupo de terapia fundado por el psicólogo estadounidense Joseph Nicolosi. "Povia es un militante de los grupos de [...] Joseph Nicolosi, convencido de que la homosexualidad debe ser curada y que la relación amorosa entre dos hombres es efímera", opina Aurelio Mancuso, presidente del colectivo homosexual Arcigay. Según él, el cantante "utiliza todo el armamento de las organizaciones católicas integristas. La canción que presentará en Sanremo [...] es el manifiesto político de un movimiento religioso que ha sido varias veces desmentido por la ciencia".
Las asociaciones de homosexuales han pedido en varias ocasiones la retirada del concurso oficial del tema 'Luca era gay', pero la cadena pública italiana de televisión organizadora del evento, Rai, se ha negado hasta el momento.
En la casa de apuestas Snai, Povia y su tema Luca era gay se sitúan segundos en la lista de favoritos a llevarse el premio en la 59 edición del festival, detrás del italiano Francesco Renga y su canción Uoma senza età (Hombre sin edad).
Los homosexuales, convocados a Sanremo para protestar por la canción antigay
El principal colectivo homosexual italiano, Arcigay, ha convocado a los gays del país a invadir la ciudad de Sanremo (noroeste de Italia) el día de la final de su popular festival de la canción para protestar contra el tema Luca era gay, que defiende que la homosexualidad tiene cura.
Los responsables de Arcigay pretenden "inundar" las calles de la ciudad italiana con su "felicidad homosexual" para mostrar su disconformidad con la canción del cantante Povia, una de las favoritas en las casas de apuestas a hacerse con el primer premio de un concurso que celebrará su 59 edición del 17 al 21 de febrero. "Esta es nuestra respuesta a las disparatadas teorías que dicen que uno se hace homosexual por culpa de los padres superprotectores o ausentes" de la casa, afirma Aurelio Mancuso, presidente de Arcigay, en un comunicado de prensa divulgado hoy. "La única infelicidad es que millones de gays, lesbianas, transexuales tengan que ver cómo su dignidad es pisoteada todos los días por homófobos de todos los tipos, ya sean políticos, cantantes, famosos o concursantes de televisión", añade.
La llamada a la convocatoria de los homosexuales en Sanremo no hace sino añadir más interés a un festival que en su pasada edición registró ínfimas cuotas de audiencia y que este año verá desfilar sobre el escenario del popular Teatro Ariston a leyendas musicales como Albano o Iva Zanicchi. Es sobre todo la presencia de Povia y su tema Luca era gay la que acapara la mayor atención sobre el próximo Sanremo, ya que la controvertida historia de la que habla -un joven gay que finalmente se "reconvierte" y se casa con una mujer- ha llegado incluso al debate de algunos foros políticos.
Este miércoles la ex diputada transexual del partido Refundación Comunista (PRC) Vladimir Luxuria, ganadora del último concurso La isla de los famosos y abanderada de la causa gay en los últimos meses, salió al paso de la teoría de curación homosexual que defiende el tema de Povia. "Si en la manifestación más importante de la canción italiana es lícito lanzar el mensaje de que la homosexualidad es una enfermedad, como hará Povia, entonces pido que en la Italia de la total ausencia de derechos civiles sea reconocido el estatus de enfermedad", dijo Luxuria en declaraciones que recogen los medios de comunicación locales. Con este reconocimiento "se podrá tener al menos el derecho a una plaza de aparcamiento cerca de casa y a la pensión de invalidez", apunta irónicamente la ex parlamentaria.
Medem apunta al sexo lésbico
El director y sus actrices Julio Medem, con las coprotagonistas de la película, Natasha Yarovenko (izquierda) y Elena Anaya. Foto: AGUSTÍN CATALÁN
1. • El director comienza el rodaje de 'Room in Rome', una versión de la película
2. • 'En la cama' Elena Anaya y Natasha Yarovenko llevan el peso de la interpretación.
a consolarse tras la mala acogida que la crítica dispensó a su anterior largometraje Caótica Ana.
Fue el productor Álvaro Longoria el que entendió que era el adecuado para hacer una nueva versión de En la cama, coproducción chileno-alemana dirigida por Matías Bize que obtuvo la Espiga de Oro del festival de cine de Valladolid en el 2005. Solo el realizador vasco sería capaz de aproximar al espectador a un encuentro entre dos mujeres en el que la fuerza de la atracción es "muy dominante y poco domable". La película se titula Room in Rome, el rodaje comenzará el próximo lunes y será en inglés.
Sobre la española Elena Anaya, que ya estuvo a las órdenes de Medem en Lucía y el sexo, y la rusa Natasha Yarovenko, caerá todo el peso interpretativo que tendrá como escenario una habitación de hotel en la capital italiana. Ambas se conocen por casualidad y en las 12 horas que comparten descubrirán deseos ocultos, compartirán secretos y se abrirán nuevos horizontes.
Sin ver el original
Transformar una pasión más sexual que amorosa entre un hombre y una mujer en una atracción lésbica es el gran cambio que ha introducido Medem respecto de la película original que, por cierto, no les permite ver a las protagonistas para que no actuen mediatizadas.
La etiqueta de encargo fue, curiosamente, lo que le dio al realizador la libertad interior para crear una historia diferente a la de En la cama. Fue un "reto interesante" llevar a cabo una misión que "tiene mucho de liberador" . "Es un cambio que me apetece", afirma poco antes de un rodaje que distará mucho de los que llevan su sello inconfundible. Room in Roma es un filme "lineal, sin elipsis, que rodará cronológicamente.
En la filmografía de Medem sobresale su interés por lo que se oculta en el interior de sus personajes. Los que interpretan Elena y Natasha están aparentemente en paz con la vida que llevan y el mundo que les rodea: tienen pareja e hijos. Pero en manos de Medem todo puede saltar por los aires.
Poco antes de iniciarse el rodaje del filme con un presupuesto de dos millones y medio de euros, el director confiesa que empezó a escribir una "comedia erótica". No adelanta mucho sobre cómo serán esas situaciones cómicas pero sí sobre su interés en rodar con una cámara que le permita ponerse "muy encima de la piel" de cada una de las protagonistas. Sus cuerpos serán el "paisaje" y la mirada del realizador contará cómo "se gustan y se atraen".
Película de autor
Mientras el director habla, las actrices callan, pero prometen personajes complicados y profundos. Pese a que trata de un encargo, Elena Anaya asegura que, conforme avanza el guión, "es más una película de autor". Con Medem no podría ser de otra manera.
miércoles, 21 de enero de 2009
domingo, 18 de enero de 2009
Un 77% de las adolescentes egipcias han sufrido ablaciones pese a la condena del gran muftí
Contra la ablación Cartel de la campaña del Congreso Nacional para la Infancia y la Maternidad. Foto: KIM AMOR
Las madres creen que protegen a sus hijas de un desmedido apetito sexual.
KIM AMOR
EL CAIRO
A Amina, una joven de 26 años licenciada en literatura inglesa, le extirparon el clítoris cuando tenía ocho años en un centro médico privado muy cerca de su casa de El Cairo. "Fue una experiencia horrible. Lo recuerdo como si fuera ayer, detalle a detalle; jamás olvidaré ese día", dice. El suyo no es ni muchos menos un caso aislado. Más del 95% de las mujeres casadas egipcias menores de 50 años han sido sometidas a la ablación o mutilación genital femenina. El porcentaje es del 77% entre las adolescentes de 15 a 17 años.
Son datos escalofriantes que dan cuenta de hasta qué punto esta práctica, que data de la época faraónica y que nada tiene que ver con el islam, sigue todavía vigente en el país del Nilo, tanto entre la población musulmana como entre la cristiana. "Lamentablemente, en este país todavía hay mucha gente que cree que a una mujer no circuncidada se le despierta un gran apetito sexual cuando llega a la pubertad, lo que le hace perder el control fácilmente y practicar sexo antes del matrimonio; es decir, pierde su himen, que significa su honor", explica Amina.
"Matan a sus mujeres"
En su caso, como en el de la mayoría de las mujeres mutiladas egipcias, fue su propia madre la que decidió practicarle la ablación. "Lo hizo creyendo que así me protegía. En ocasiones, los maridos matan a sus mujeres la misma noche de la boda cuando descubren que han perdido el himen, sobre todo en el Alto Egipto", sostiene. Tras salir de la clínica, Amina necesitó más de un mes para recuperarse físicamente. La herida le quemaba "como el infierno", apenas podía caminar y dejó de comer y beber porque "el dolor era insoportable cuando orinaba". Pero lo peor para ella han sido las secuelas psicológicas que ha arrastrado.
A pesar del tiempo transcurrido, aún siente "escalofríos" cuando pasa cerca de la calle donde está la clínica. "Me lo hizo una médica islamista, vestida enteramente de negro, y que llevaba el niqab", el velo que cubre la cara y solo deja al descubierto los ojos. "A su lado estaba su marido, un hombre con una larga barba. Todavía no he podido borrar de mi mente los ojos de esa mujer", dice. Para superar el trauma, Amina optó por "transformar todo este dolor en una acción positiva".
Ahora trabaja en una organización que defiende los derechos de las mujeres y que tiene como una de sus prioridades erradicar definitivamente la práctica de la ablación en Egipto. Para ello, la entidad cuenta con el apoyo del Gobierno, que en el 2002 puso en marcha un programa para reducir el impacto de la mutilación sobre la población y que aprobó, el verano pasado, una ley que castiga con la cárcel a toda persona que lleve a cabo este tipo de intervención. Además, el gran muftí, Alí Gomaa, máxima autoridad musulmana del país, se pronunció en contra de esta práctica, que calificó de "pecado".
El plan gubernamental contra la ablación lo coordina el Congreso Nacional para la Infancia y la Maternidad que, con ayuda de otras organizaciones, como Unicef, desarrolla el denominado modelo de pueblo libre. "Explicamos a la gente de las zonas rurales que deben de acabar con esta práctica que solo produce efectos negativos a las mujeres", dice Nadra Zaki, responsable de los programas de protección del menor de UNICEF en Egipto. "Son sesiones educativas que imparten mujeres que han padecido la MGF y que intentan convencer al resto para que no lo hagan", cuenta.
"Educación completa"
A pesar de que el modelo está dando ya sus frutos, Zaki considera necesario reforzarlo con un programa mucho más amplio que incluya "una educación sexual completa". En su opinión, todavía queda un largo camino por recorrer, porque no es fácil acabar de la noche a la mañana con una costumbre tan arraigada. "La ablación --sostiene-- no es más que un sistema para controlar la autonomía y la sexualidad de las mujeres, bajo la apariencia de asegurar la castidad y el matrimonio virgen".
Amina, por su parte, recuerda como, todavía siendo una niña, intentó convencer a su madre para que no circuncidara a su hermana menor, pero no lo consiguió. Hace dos años, sin embargo, logró evitar que lo hiciera su tío con una de sus primas. "Le hice entrar en razón y le dije que iba a perjudicar a su hija",, recuerda. "Gracias a Dios le convencí y al final la salvé", añade, satisfecha.
sábado, 17 de enero de 2009
miércoles, 14 de enero de 2009
martes, 13 de enero de 2009
Sonata de Otoño.
Obra recomendada.
Marisa Paredes, Nuria Gallardo y Pilar Gil (de izquierda a derecha), ayer, en el Teatre Romea. Foto: EFE / XAVIER BERTRAL
El duelo entre Marisa Paredes y Nuria Gallardo llega al Romea
1. • Las actrices son madre e hija en 'Sonata de otoño', de Ingmar Bergman
2. • Tras la función, las protagonistas pasan un rato abrazándose para recomponerse
GEMMA TRAMULLAS
BARCELONA
El torrente de emociones que se desata cuando una hija decide volcar todo el rencor acumulado durante su infancia y su juventud por la ausencia de la madre promete desasosegar desde la primera hasta la última filadel Teatre Romea. La versión teatral de Sonata de otoño,escrita y dirigida para el cine por Ingmar Bergman en 1978, se estrena mañana con el principal atractivo del duelo interpretativo que protagonizan Marisa Paredes, en el papel de la madre que antepone su carrera profesional al cuidado de los hijos, y Nuria Gallardo, como la hija marcada por esta decisión. "En general, el espectador se sienta en un teatro para pasarlo bien --dijo ayer Marisa Paredes--. Esta obra propone otra manera de sentarse a ver una función".
La acción se sitúa en una pequeña localidad rural de Noruega. Con una escenografía mínima, el peso de la obra recae en los actores: "No tenemos ningún apoyo, ningún mutis, no hay forma de escaparnos --explicó Paredes--.Estamos sobre el escenario en pelota, en el sentido emocional. Es agotador porque estás continuamente al límite". La tensión es tal que,después de machacarse una a la otra en cada función, las actrices necesitan pasar un rato abrazándose para recomponerse.
El director José Carlos Plaza ha evitado caer en el melodrama y dividir a los personajes entre buenos y malos. El resultado es una historia que, de cara a la platea, funciona como un partido de fútbol: "Ahora estás con la madre y al minuto siguiente con la hija, y luego otra vez con la madre", explicó Nuria Gallardo. "El espectador se queda dolorido,sintiendo que lo que ha visto en el escenario tiene que ver con él. No hay más que abrir las puertas y ver lo que pasa en cada casa. Cuando se dice lo que se piensa es un latigazo profundo", añadió Paredes.
PREMONICIÓN
La actriz ya protagonizó un enfrentamiento madre-hija premonitorio en Tacones lejanos, la película de Pedro Almodóvar en la que Victoria Abril interpretaba a la hija. En aquella ocasión, incluso, Abril citaba un fragmento de Sonata otoño.La biografía de Paredes también tiene algún punto en común con el personaje de Charlotte, en el sentido de que es actriz profesional y madre de una hija. Sin embargo, tanto ella como Gallardo se han esforzado en que sus biografías no interfieran en ningún momento en e dibujo original de los personajes.
El cineasta, que empezó su carrera en el teatro, quiso escribir una obra de mujeres. El único personaje masculino permanece al margen de las hostilidades y el dúo protagonista se ve reforzado por Pilar Gil, en el papel de la otra hija de Charlotte, que está postrada en una silla de ruedas por una enfermedad degenerativa: "En una familia donde todos sufren una parálisis emocional y son incapaces de mostrar sus sentimientos, mi personaje es el único que sabe comprender y perdonar"
Con esta obra, Paredes vuelve a Barcelona dos años después de actuar en el Hamlet de Lluís Pasqual. La actriz lamentó sus pocas apariciones en los teatros catalanes aduciendo que "aquí se hacen menos cosas en castellano, hay otro tipo de política cultural y las posibilidades devenir son excepcionales". Tras cien funciones en toda España, Sonata de otoño termina su gira en el Romea.
PARA MÁS INFORMACIÓN CLICA AQUI.
sábado, 10 de enero de 2009
viernes, 9 de enero de 2009
El IEC adapta el vocablo 'matrimonio' a las parejas gais
Los homosexuales aplauden el cambio y piden lo mismo a la RAE
EL PERIÓDICO
BARCELONA
Quien en pocas semanas consulte la entrada matrimonio en el diccionario del Institut d'Estudis Catalans ya no encontrará la clásica definición de "unión legítima entre un hombre y una mujer". El IEC ha decidido ponerse al día y adaptar el vocablo a los nuevos tiempos y al marco legal vigente en España, que permite las bodas entre homosexuales. Así que el matrimonio será para la academia catalana de la lengua, según avanzó Europa Press, una "unión legítima entre dos personas que se comprometen a llevar una vida en común establecida mediante ritos o formalidades legales".
Con este cambio, el del IEC será el primer diccionario que acoge la nueva definición. "No tenemos que ser esclavos ni de etimologías ni de determinadas costumbres que pueden haberse superado", aseguró Joan Martí, presidente de la Sección Filológica del IEC.
LA MATERNIDAD
Martí afirmó que si uno se ata al concepto de maternidad, que etimológicamente contiene el término matrimonio, se debería llegar a la conclusión de que "todo matrimonio que, por los motivos que sean no puede engendrar, es un matrimonio frustrado". "Creo que sería una interpretación incorrecta", apostilló.
La Federación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) calificó hoy de "muy buena noticia" el cambio de definición y animó a la Real Academia Española (RAE) a seguir el ejemplo catalán, mientras que el Foro de la Familia aseguró que es una modificación "poco seria y muy ideológica".
EL PERIÓDICO
BARCELONA
Quien en pocas semanas consulte la entrada matrimonio en el diccionario del Institut d'Estudis Catalans ya no encontrará la clásica definición de "unión legítima entre un hombre y una mujer". El IEC ha decidido ponerse al día y adaptar el vocablo a los nuevos tiempos y al marco legal vigente en España, que permite las bodas entre homosexuales. Así que el matrimonio será para la academia catalana de la lengua, según avanzó Europa Press, una "unión legítima entre dos personas que se comprometen a llevar una vida en común establecida mediante ritos o formalidades legales".
Con este cambio, el del IEC será el primer diccionario que acoge la nueva definición. "No tenemos que ser esclavos ni de etimologías ni de determinadas costumbres que pueden haberse superado", aseguró Joan Martí, presidente de la Sección Filológica del IEC.
LA MATERNIDAD
Martí afirmó que si uno se ata al concepto de maternidad, que etimológicamente contiene el término matrimonio, se debería llegar a la conclusión de que "todo matrimonio que, por los motivos que sean no puede engendrar, es un matrimonio frustrado". "Creo que sería una interpretación incorrecta", apostilló.
La Federación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) calificó hoy de "muy buena noticia" el cambio de definición y animó a la Real Academia Española (RAE) a seguir el ejemplo catalán, mientras que el Foro de la Familia aseguró que es una modificación "poco seria y muy ideológica".
El primer mesías gay
Sean Penn brilla en el papel de un político americano homosexual de los 70 en ‘Mi nombre es Harvey Milk’
NANDO Salvà
Probablemente sepa usted más bien poca cosa del protagonista de la más importante de las novedades cinematográficas de esta semana y, a menos que tuviera oportunidad de ver el oscarizado y buenísimo documental The times of Harvey Milk (1984), no se le puede culpar por ello, ni siquiera si consideramos que, de no ser por su prematuro y trágico final, a Milk podríamos considerarlo un precedente de Barack Obama. Elegido concejal de San Francisco en 1978 –y convertido así en el primer hombre abiertamente gay que detentó un cargo público en EEUU–, solo 10 meses después de ser pionero mutó en mártir por obra de su colega Dan White, que le pegó cinco tiros. Hasta entonces, Milk no destruyó el armario, pero sí hizo posible que muchos gais salieran de él. Se erigió, pues, en un defensor de los derechos civiles alineado con Martin Luther King y Bobby Kennedy. ¿Alguien se sorprende de que los tres acabaran igual?
La dimensión simbólica de Milk se renueva ahora, gracias al estreno de Mi hombre es Harvey Milk, con la que el director Gus van Sant fusiona dos etapas diferenciadas de su carrera. A finales de los 90, Van Sant flirteó con el cine mainstream SEnDEl indomable Will Hunting, Descubriendo a Forrester–, tanto que muchos llegaron a preguntarse en voz alta si el fundador del new queer –cine indie homosexual de principios de los 90– se había vendido. En respuesta a ello, encadenó una serie fílmica profundamente personal, pura experimentación de vanguardia, formada por Gerry, Elephant, Last days y Paranoid Park. Y ahora, Van Sant ha combinado una narrativa lineal ortodoxa con un tema que de verdad le importa.
EL BARRIO DE CASTRO / En cualquier caso, que quede claro que Mi nombre es Harvey Milk es una de sus obras más convencionales. Que también sea una de las más incontestables se debe en parte al actor Sean Penn, que apunta al Oscar por su actuación. No ha ganado o perdido toneladas de peso, pero a base de sencillos cambios en la postura, la expresión facial y la voz desaparece en su personaje, en su pelo gracioso y su ropa barata, su feroz lealtad a sus amigos y su rabia ocasional y un provocativo sentido del humor. Esta última, precisamente, fue la gran arma de Milk para abanderar desde el mítico barrio de Castro y por todo San Francisco la lucha contra quienes entonces se empeñaban en tratar a los gais como ciudadanos de segunda clase y que hoy han resultado tener herederos. Hace tres décadas, Milk logró el apoyo del presidente Carter para revocar la Proposición 6, que trataba de prohibir a las personas abiertamente gais trabajar en el sistema escolar de California. El pasado 4 de noviembre, el mismo día que Obama era elegido presidente, ese mismo estado aprobó la Proposición 8, que prohíbe allí los matrimonios homosexuales. Milk no se habría quedado con los brazos cruzados. ¿Qué hará Obama?
‘EL HIJO DE RAMBOW’ / De entrada, debería ver Mi nombre es Harvey Milk, y comprendería, además, que no solo habla de los homosexuales. Considerar lo contrario supone tan garrafal error como encorsetar El hijo de Rambow, quizá el más destacable del resto de estrenos, con la etiqueta cine infantil. En realidad, esta marcianada va destinada ni más ni menos que a todo aquel que fue niño alguna vez, y que entonces soñó cambiar su vida por la de alguno de sus héroes de película.
Tipos de moral impoluta que triunfaban sobre el mal y se quedaban con la chica, como el que Daniel Craig interpreta en Resistencia, que solo sobre el papel está basada en un episodio real de la lucha judía contra los nazis durante la segunda guerra mundial, porque, en el fondo, su verdadera fuente de inspiración es el libro de recetas de Hollywood. A Quarantine, en cambio, no se la puede acusar de no respetar su modelo: la fidelidad a [REC], el gran (y aterrador) triunfo comercial y artístico de Jaume Balagueró y Paco Plaza, es lo más destacable de un remake que será lo mismo, pero aun así no es igual: falta el misterio. También hoy se estrena la comedia Bienvenidos al Norte, la película más taquillera de la historia en Francia. ¿Por qué? Ahí sí que hay misterio.
NANDO Salvà
Probablemente sepa usted más bien poca cosa del protagonista de la más importante de las novedades cinematográficas de esta semana y, a menos que tuviera oportunidad de ver el oscarizado y buenísimo documental The times of Harvey Milk (1984), no se le puede culpar por ello, ni siquiera si consideramos que, de no ser por su prematuro y trágico final, a Milk podríamos considerarlo un precedente de Barack Obama. Elegido concejal de San Francisco en 1978 –y convertido así en el primer hombre abiertamente gay que detentó un cargo público en EEUU–, solo 10 meses después de ser pionero mutó en mártir por obra de su colega Dan White, que le pegó cinco tiros. Hasta entonces, Milk no destruyó el armario, pero sí hizo posible que muchos gais salieran de él. Se erigió, pues, en un defensor de los derechos civiles alineado con Martin Luther King y Bobby Kennedy. ¿Alguien se sorprende de que los tres acabaran igual?
La dimensión simbólica de Milk se renueva ahora, gracias al estreno de Mi hombre es Harvey Milk, con la que el director Gus van Sant fusiona dos etapas diferenciadas de su carrera. A finales de los 90, Van Sant flirteó con el cine mainstream SEnDEl indomable Will Hunting, Descubriendo a Forrester–, tanto que muchos llegaron a preguntarse en voz alta si el fundador del new queer –cine indie homosexual de principios de los 90– se había vendido. En respuesta a ello, encadenó una serie fílmica profundamente personal, pura experimentación de vanguardia, formada por Gerry, Elephant, Last days y Paranoid Park. Y ahora, Van Sant ha combinado una narrativa lineal ortodoxa con un tema que de verdad le importa.
EL BARRIO DE CASTRO / En cualquier caso, que quede claro que Mi nombre es Harvey Milk es una de sus obras más convencionales. Que también sea una de las más incontestables se debe en parte al actor Sean Penn, que apunta al Oscar por su actuación. No ha ganado o perdido toneladas de peso, pero a base de sencillos cambios en la postura, la expresión facial y la voz desaparece en su personaje, en su pelo gracioso y su ropa barata, su feroz lealtad a sus amigos y su rabia ocasional y un provocativo sentido del humor. Esta última, precisamente, fue la gran arma de Milk para abanderar desde el mítico barrio de Castro y por todo San Francisco la lucha contra quienes entonces se empeñaban en tratar a los gais como ciudadanos de segunda clase y que hoy han resultado tener herederos. Hace tres décadas, Milk logró el apoyo del presidente Carter para revocar la Proposición 6, que trataba de prohibir a las personas abiertamente gais trabajar en el sistema escolar de California. El pasado 4 de noviembre, el mismo día que Obama era elegido presidente, ese mismo estado aprobó la Proposición 8, que prohíbe allí los matrimonios homosexuales. Milk no se habría quedado con los brazos cruzados. ¿Qué hará Obama?
‘EL HIJO DE RAMBOW’ / De entrada, debería ver Mi nombre es Harvey Milk, y comprendería, además, que no solo habla de los homosexuales. Considerar lo contrario supone tan garrafal error como encorsetar El hijo de Rambow, quizá el más destacable del resto de estrenos, con la etiqueta cine infantil. En realidad, esta marcianada va destinada ni más ni menos que a todo aquel que fue niño alguna vez, y que entonces soñó cambiar su vida por la de alguno de sus héroes de película.
Tipos de moral impoluta que triunfaban sobre el mal y se quedaban con la chica, como el que Daniel Craig interpreta en Resistencia, que solo sobre el papel está basada en un episodio real de la lucha judía contra los nazis durante la segunda guerra mundial, porque, en el fondo, su verdadera fuente de inspiración es el libro de recetas de Hollywood. A Quarantine, en cambio, no se la puede acusar de no respetar su modelo: la fidelidad a [REC], el gran (y aterrador) triunfo comercial y artístico de Jaume Balagueró y Paco Plaza, es lo más destacable de un remake que será lo mismo, pero aun así no es igual: falta el misterio. También hoy se estrena la comedia Bienvenidos al Norte, la película más taquillera de la historia en Francia. ¿Por qué? Ahí sí que hay misterio.
miércoles, 7 de enero de 2009
La ONU y los gais
La ONU y los gais
JORDI Petit
Coordinadora Gai-Lesbiana
Naciones Unidas ha hecho una declaración histórica, aunque sin consenso (66 países), pidiendo al mundo la despenalización de la homosexualidad y la transexualidad. Un hito propuesto por la Asociación Internacional de Lesbianas y Gais. La resolución salió adelante por la ausencia y abstención de varios países (EEUU, China, Rusia...). La católica Argentina presentó la propuesta de la Unión Europea y cuando los países del integrismo religioso se opusieron, perdieron. Ausentarse tiene un significado político: la ONU ha permitido que la propuesta triunfara. La correlación de fuerzas está muy ajustada. En la Alianza de Civilizaciones, estas declaraciones significan que los derechos de la diversidad sexual son innegociables, tal como coinciden la Federación Estatal de Lesbianas y Gais (FELGTB) y la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya. La diplomacia europea debe condicionar ayudas para estos derechos. Aquí debe informarse a la nueva ciudadanía de las leyes vigentes sobre estos temas. Es necesario que las oenegés de cooperación se ocupen de estos colectivos.
JORDI Petit
Coordinadora Gai-Lesbiana
Naciones Unidas ha hecho una declaración histórica, aunque sin consenso (66 países), pidiendo al mundo la despenalización de la homosexualidad y la transexualidad. Un hito propuesto por la Asociación Internacional de Lesbianas y Gais. La resolución salió adelante por la ausencia y abstención de varios países (EEUU, China, Rusia...). La católica Argentina presentó la propuesta de la Unión Europea y cuando los países del integrismo religioso se opusieron, perdieron. Ausentarse tiene un significado político: la ONU ha permitido que la propuesta triunfara. La correlación de fuerzas está muy ajustada. En la Alianza de Civilizaciones, estas declaraciones significan que los derechos de la diversidad sexual son innegociables, tal como coinciden la Federación Estatal de Lesbianas y Gais (FELGTB) y la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya. La diplomacia europea debe condicionar ayudas para estos derechos. Aquí debe informarse a la nueva ciudadanía de las leyes vigentes sobre estos temas. Es necesario que las oenegés de cooperación se ocupen de estos colectivos.
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