JOAN CANELA
JOHANNESBURGO
Las cuatro de la mañana y aún no ha amanecido. Desafiando el frío intenso de principios de invierno, las primeras personas en llegar se reúnen para encender el fuego de leña con el que se hará la comida tradicional, montar la carpa y pintar las líneas del campo de fútbol. El día anterior se cumplió un año desde que en este mismo descampado de Kwa Thema, un barrio humilde del este de Johannesburgo, fue encontrado el cuerpo sin vida de Eudy Simelane, estrella de la selección nacional de fútbol femenino, las popularmente conocidas como Banyana Banyana (chicas chicas en zulú).
El asesinato de Simelane conmocionó a la sociedad surafricana. Había sido violada y apuñalada más de veinte veces por todo el cuerpo. Era uno de los primeros personajes públicos del país que vivía su homosexualidad de forma abierta. Su caso destapó para la mayoría de la población una triste realidad para las lesbianas de los barrios negros: una ola de homofobia que se traduce a menudo en violaciones para curar su desviación. Aquí se les llama "violaciones correctivas", muchas veces realizadas por bandas criminales dedicadas a esto.
Un árbol y una cruz
En los días anteriores, amigos y familiares de Simelane, activistas por los derechos de los homosexuales y vecinos del barrio han trabajado voluntariamente para limpiar y adecentar el descampado. También han construido un puente en el riachuelo que lo atraviesa y montado un campo de fútbol. En el sitio donde la encontraron han plantado un árbol y una sencilla cruz.
"Convertir este basurero en un parque es la mejor forma de recordar a Eudy --dice Phumi Mtetwa, directora del Proyecto Igualdad Gays y Lesbianas-- y también la mejor forma de asegurarse que no vuelva a ocurrir algo así".
Respuesta masiva
A medida que la mañana avanza más gente se va concentrando alrededor del puente. La inauguración consiste en una sencilla ceremonia con el alcalde de Springs --la ciudad a la que pertenece Kwa Thema--, el comisario de policía del distrito y el párroco del barrio. La nutrida presencia de vecinos demuestra hasta qué punto era querida Simelane. "Este es un barrio con mucha presencia de lesbianas, muy visibles. Nos chocó especialmente que una cosa así pudiera pasar en Kwa Thema", sigue Mtetwa, quien explica que ella misma se crió en este barrio. Mally, la madre de Eudy, visiblemente emocionada, cuenta que ahora tiene "muchas hijas", pues la puerta de su casa siempre estuvo abierta a las jóvenes lesbianas que eran rechazadas por sus familias.
También está emocionada Pretty, amiga de Simelane, con quien había jugado al fútbol en la adolescencia, aunque ella no llegó a profesionalizarse. "Aquí te sientes amenazada todos los días --explica-- y sabes que nunca serás suficientemente fuerte para oponerte a ellos físicamente, así que trabajando en proyectos así, cambiando la comunidad, sientes que haces algo".
Puede sorprender que exista una comunidad homosexual en un suburbio pobre en medio de África, pero Mtetwa lo explica muy bien: "Durante la lucha contra el apartheid, muchos gais y lesbianas se destacaron en las movilizaciones. Entonces eran muy respetados por sus comunidades". Pero ahora las cosas han cambiado y en estos mismos barrios crecen la homofobia y el machismo al mismo ritmo que el paro, la violencia o el alcoholismo.
Grupos tradicionalistas y religiosos llaman a la persecución de la homosexualidad por "antiafricana" y es fácil oír opiniones favorables a las "violaciones correctivas" en los barrios pobres.
Temor a denunciar
Un informe de la oenegé Action Aid recoge que cada semana hay 10 violaciones de este tipo solo en la provincia de Cabo Occidental, en el sur del país. Tener una cifra global es imposible, pues "la mayoría de las víctimas temen denunciarlo por el tabú que significa ser lesbiana", explica Anjali Kwatra, directora de Action Aid.
Y aún peor: otra consecuencia de la intolerancia son las 31 lesbianas asesinadas por su opción sexual desde 1998, año en que se aprobó la ley contra los crímenes del odio y se empezó a llevar la cuenta de este tipo de delito.
Tras inaugurar el puente, la jornada en recuerdo de Simelane acaba con un partido de fútbol y comida gratis para todo el mundo. Las contendientes son el equipo femenino de Kwa Thema y las All Stars, un equipo aficionado formado mayoritariamente por lesbianas. Al final, victoria del equipo local por cuatro a uno. Pero es lo de menos. Ha vencido la solidaridad.
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