martes, 15 de julio de 2008
¿Y qué baño utiliza el 3er. sexo?
Interesante visión de qué ocurre con la homosexualidad en las costumbres cotidianas de una sociedad como Tailandia.
POR ÁNGEL VILLARINO | 14/07/2008 | 09:40
BANGKOK (Cotizalia). ¿Qué baño deberían utilizar homosexuales y travestis, el de hombres o el de mujeres? En respuesta a esta pregunta, una escuela pública del noreste de Tailandia ha decidido crear un WC exclusivo para el "tercer sexo".
La iniciativa del colegio Kamphaeng de Si Sa Ket ha reabierto un debate sobre los derechos sanitarios de los "kathoey" o "phet thee sam", voz que en tailandés significa literalmente "tercer sexo" y que se aplica tanto para gay y travestidos en una de las sociedades más abiertas y tolerantes frente a la homosexualidad.
El letrero con un muñequito mitad femenino, mitad masculino que cuelga en los baños de esta escuela podría extenderse por todo el país: el Ministerio de Educación estudia ahora si extender los "baños rosas" a otros centros educativos ante la buena acogida del de Si Sa Ket. Y es que según la prensa tailandesa, decenas de alumnos acuden diariamente ahí para aliviar sus necesidades. De los 2.500 estudiantes del instituto, unos 200 son homosexuales.
Por todo el país, pero especialmente en los centros urbanos y la capital, la homosexualidad no es ningún tabú, se vive con relativa naturalidad y tampoco supone una barrera insuperable para encontrar trabajo de cara al público. En la vida diaria tailandesa, los travestis no son una rareza, siendo aceptados como oficinistas, en escuelas, negocios de moda, restaurantes, tiendas y programas televisivos, especialmente entre las clases medias.
Algunas de las tiendas de moda y restaurantes más caros de la capital los contratan para darle un toque de glamur al local. Con todo, según asociaciones de homosexuales locales del país, aún sigue existiendo una fuerte discriminación en algunos campos, especialmente en las zonas rurales.
Y, aún así, en los pueblos y aldeas también se dan muestras de tolerancia inimaginables en otros países. Sin ir más lejos, esta semana salió elegido un alcalde transexual en una pequeña aldea del país. "Todo el mundo confía en mí y me acepta sin problemas", dijo a la prensa el nuevo jefe de la comunidad, Choochat Dulayapraphatsorn, de 46 años, que fue retratado en varios diarios del país inmovilizando una gigantesca serpiente.
Financiación del Estado
El retrete para el "tercer sexo" es una medida que ya habían puesto en práctica en el pasado algunos ámbitos privados , incluso en universidades. Sin embargo, nunca hasta ahora se había adoptado en un edificio financiado por el estado. "Cuando ellos utilizan el retrete de los hombres se sienten tensos y cuando utilizan el de las chicas a ellas les da miedo. Por eso es por lo que hemos habilitado esta tercera opción", dijo al diario Bangkok Post Sittisak Sumonta, director de la escuela.
Tailandia celebra anualmente carios concursos de belleza para transexuales, quienes también suelen ser contratados para hacer espectáculos de cabaret en fiestas aptas para todos los públicos. El país es además uno de los centros mundiales de cirugía de cambio de sexo. Las formas de expresión de la homosexualidad son muy variadas: desde hombres maquillados y amanerados hasta transexuales operados que se hacen pasar por mujeres.
Aunque las bromas y los chistes al respecto son tan frecuentes como en otras sociedades, la mayoría de los tailandeses consideran la homosexualidad como fruto del destino desde el nacimiento y condición que no se puede ni se debe reprimir. Otros consideran que la homosexualidad es un castigo del karma por los excesos mundanos de una vida anterior y, por ello, no sucita rechazo, sino que se les trata con la misma mezcla de lástima y fatalismo que a quien ha nacido en una familia muy pobre.
Una de las últimas barreras de los transexuales tailandeses es precisamente la burocrática. Sus numerosas organizaciones piden que se acepte un tercer sexo en los documentos oficiales, como el DNI. También se quejan del derecho penal tailandés, que los clasifica como a hombres aunque se hayan operado los genitales. Una de sus principales reclamaciones es que los reclusos transexuales no sean enviados a cárceles masculinas, donde suelen sufrir todo tipo de agresiones sexuales.
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